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Al mal tiempo, buena ojera

Antes de las Ferias, en Rincón hay algo llamado Semana de la Juventud. Han tenido que pasar algunos años... pero menos mal que en Rincón somos mucho listos, y alguna joven se preguntó un día... '¿Por qué la llamamos Semana de la Juventud, si no es más que un fin de semana en el que se sale por la noche...?' . Supongo que no se contestó a sí misma (eso dicen que es de locos... o de genios), y en su lugar lo preguntó en voz alta, delante de algunas amigas, y sugirió... ¿Y si hacemos una comida popular todos los jóvenes del pueblo?

La empresa parecía más bien difícil. Solo faltaban dos semanas para el día y nada había organizado... pero a la llamada de juntarnos en la ludoteca SOLO aquéllos que estén dispuestos a colaborar hasta el final acudieron más de 20 personas. De allá salimos con unas cuantas ideas y con la convicción de que todo iba a salir adelante. La misión estaba clara (organizar lo inorganizable), y así surgió nuestro uniforme (al igual que el nombre, de una idea peregrina, esta vez de Andrés Galán): "Si a Vietnam enviaron un ejército de boinas verdes, Mussolini dominó Italia a base de camisas negras... las escuelas de Rincón se llenarían aquél día de una tropa de chalecos fosforitos"



Finalmente, el Comando OJERA (como todos sabeís... o deberíais ya saber a estas alturas: Organización Juvenil Eeeeeeeeeh... de Rinconeros Asociados) quedó constituido por... ni sé cuántos integrantes, pero con unas ganas inmensas de preparar algo grande. Quizás eso fue lo bueno: que tampoco estaba bien claro quiénes eran organizadores y quienes no. Había un grupito de más de 20 personas que estuvieron desde el principio metidos en el ajo, otros tantos que siempre ofrecieron su mano por si hiciera falta, todas las cuadrillas del pueblo mostraron su interés por juntarnos aquel día... (con la excusa de una comida o la del aniversario de la encementación del Razuelo - ¡el motivo daba igual!). Pero todos queríamos hacer algo juntos. Todos conocimos tiempos (o habíamos oído de ellos) en que la juventud de Rincón era tan activa que organizaba comidas, conciertos, salidas... tiempos en los que el único motivo de reunión para echar unas risas no era solo la noche. Y todos queríamos y creíamos que eso podía volver a ser posible.

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